Leonel Fernández, presidente dominicano, convoca una cumbre de las “fuerzas vivas” del país, después de haber ridiculizado al liderazgo opositor por no “saber conceptualizar”. Convoca a quienes ha descalificado, para buscar solución a un problema tan grave como la crisis económica que registra la sociedad. Hoy habla de crisis, cuando semanas antes había asegurado que la nuestra era una “economía blindada”.
Este proceder contradictorio hace cuestionable la intención de su convocatoria. Pareciera buscar co-responsables del desastre de su fallida gestión, más que posibles soluciones a los graves problemas políticos, económicos y sociales que confronta la nación.
Desbordado por la delincuencia, la inseguridad ciudadana y la corrupción administrativa; evidenciada su incapacidad para el manejo de la crisis en el servicio eléctrico y arropado por una problemática económica con riesgo de llevarnos al caos, el jefe de gobierno teme unos resultados en las elecciones del 2010 que pongan en peligro los afanes continuistas suyos y de su grupo político dentro del Partido oficial. De ahí, la convocatoria y el colocar a Danilo Medina al frente de la delegación del PLD a la Cumbre.
Mientras pretende montar en el barco por él capitaneado a una oposición política sin propuesta ni voluntad política de oposición real y a un empresariado y otras fuerzas económicas y sociales muy marcadas por la conveniencia coyuntural y sectorial, el Presidente usa, a la vez, su mayoría partidaria en el Congreso para imponer una nueva Constitución sujeta a los valores y principios de su partido y a su estrategia continuista al frente de la administración pública.
Montarse en el tren de la Cumbre es afilar cuchillos para gargantas propias. Por demás, usualmente los resultados de estos eventos no pasan de ser letras muertas, documentos que al poco tiempo son echados a la basura. Nada dice que con los resultados del 28 de Enero la historia sea diferente. En esa historia de incumplimientos, Leonel Fernández y el PLD son maestros. Como ejemplo reciente tenemos los resultados de la Consulta Popular hecha por el mismo gobierno, en la cual casi el 70% de la ciudadanía se expresó a favor de una reforma vía la Asamblea Constituyente y ahora se ha impuesto la reforma a través de la Asamblea Revisora, como también lo relacionado a la reelección, sobre la cual la mayoría se expresó en contra y ahora el Presidente empuja suprimir el “Nunca Jamás” para poder seguir “monta’o en el palo”.
Para Nueva Patria solo en la medida en que en el país se respete la Constitución y las leyes adjetivas y que el gobierno muestre voluntad política real para cumplir con los postulados y para cambiar el rumbo económico de manera que se priorice el interés nacional, se crearan las condiciones para la posibilidad de un gran acuerdo nacional. Después de ahí, lo demás es chercha.
