Las lluvias que "Ike" dejó a su paso el pasado fin de semana inundaron la ciudad por segunda vez en cinco días, después de que, a comienzos de esa semana, la tormenta tropical "Hanna" anegara casi por completo Gonaives.
GONAIVES (EFE).- Casi una semana después de que el huracán "Ike" inundara Gonaives, esta ciudad del norte de Haití sigue siendo un verdadero río por cuyas aguas caminan miles de personas en busca de un lugar seco y algo para comer, mientras esperan la ansiada ayuda humanitaria, que comienza a llegar.
Las lluvias que "Ike" dejó a su paso el pasado fin de semana inundaron la ciudad por segunda vez en cinco días, después de que, a comienzos de esa semana, la tormenta tropical "Hanna" anegara casi por completo Gonaives.
Tras esta nueva inundación, que ha convertido a la ciudad en un verdadero lago, los vecinos de Gonaives deambulan por sus calles, algunos sin rumbo, mientras que otros van al centro de la ciudad en busca de víveres.
"Algunos van hacia las montañas próximas a la ciudad, en busca de un punto elevado en el que permanecer secos si llueve", explicó a Efe un policía de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).
Y es que, después de la experiencia vivida, los habitantes de la ciudad saben ya cuándo es momento de ponerse a salvo y dónde deben guarecerse de la lluvia y de la crecida de las aguas.
Por la tarde, cuando una nueva lluvia deja caer las primeras gotas, muchos aprietan el paso para ponerse a salvo cuanto antes. Otros están ya acostumbrados a encaramarse a las azoteas y tejados de las casas, donde miran cómo el agua pasa por todos lados.
Pero Gonaives es también un río humano, una verdadera marea de personas, un desfile constante de gente que va y viene del centro a la periferia portando todo tipo de objetos.
Caminan por en medio del agua como si fuera lo más normal del mundo, con el agua casi por la cintura, muchos de ellos conversando y gastando bromas.
Sorprende ver reír a gente que lo ha perdido todo y que apenas tiene qué comer, pero que conserva el humor y las ganas de bromear a pesar de lo crítico de la situación.
Claro que también hay otros que reflejan en sus rostros el temor por la situación y la inquietud ante lo incierto de su futuro, sin comida, sin trabajo y sin recursos para conseguirlos.
Mujeres que transportan fardos de ropa o comida, hombres que empujan su bicicleta entre las aguas y gente que arrastra todo tipo de objetos por la corriente, desde una nevera a una mesa; cualquier cosa se puede ver en este pasacalle.
Gonaives, una ciudad situada a la orilla del mar Caribe, concentra en sus calles el agua de las intensas lluvias caídas durante el paso de "Hanna" y de "Ike", pero también recibe caudales procedentes de lugares situados más al norte del país, como Fort Liberté o Port de Paix.
Mientras la gente deambula por en medio de calles encharcadas, a los lados pueden observarse muchas casas vacías inundadas por el agua que ha invadido la ciudad.
También hay zonas secas, pero en ellas es el barro el que ha invadido las calles y las casas, dejando una masa pegajosa y difícil de quitar, pues no hay agua limpia con la que lavar las casas.
"El agua se ha llevado calles enteras, con casas y gente dentro", comentó a Efe Anna Jean, una vecina que explicó que cuando pasó el huracán se quedó sin nada y ahora depende de la ayuda humanitaria que las agencias internacionales empiezan a distribuir con el apoyo de las tropas de la ONU.
Como esta mujer, miles de personas han pasado días enteros sin comer y esta es la principal preocupación de las organizaciones humanitarias, ya que la desnutrición y la falta de agua potable son causa de mortalidad, pero también factores que pueden agravar la situación sanitaria de una población muy debilitada.
Gonaives, capital del departamento de Artibonite y distinguida con el honor de ser llamada también "ciudad de la independencia haitiana", será lamentablemente recordada durante un tiempo por las fatales inundaciones que se han cebado con ella, que estos días le dan un aspecto lúgubre y un color marrón debido al fango que arrastran las aguas.
Las lluvias que "Ike" dejó a su paso el pasado fin de semana inundaron la ciudad por segunda vez en cinco días, después de que, a comienzos de esa semana, la tormenta tropical "Hanna" anegara casi por completo Gonaives.
Tras esta nueva inundación, que ha convertido a la ciudad en un verdadero lago, los vecinos de Gonaives deambulan por sus calles, algunos sin rumbo, mientras que otros van al centro de la ciudad en busca de víveres.
"Algunos van hacia las montañas próximas a la ciudad, en busca de un punto elevado en el que permanecer secos si llueve", explicó a Efe un policía de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH).
Y es que, después de la experiencia vivida, los habitantes de la ciudad saben ya cuándo es momento de ponerse a salvo y dónde deben guarecerse de la lluvia y de la crecida de las aguas.
Por la tarde, cuando una nueva lluvia deja caer las primeras gotas, muchos aprietan el paso para ponerse a salvo cuanto antes. Otros están ya acostumbrados a encaramarse a las azoteas y tejados de las casas, donde miran cómo el agua pasa por todos lados.
Pero Gonaives es también un río humano, una verdadera marea de personas, un desfile constante de gente que va y viene del centro a la periferia portando todo tipo de objetos.
Caminan por en medio del agua como si fuera lo más normal del mundo, con el agua casi por la cintura, muchos de ellos conversando y gastando bromas.
Sorprende ver reír a gente que lo ha perdido todo y que apenas tiene qué comer, pero que conserva el humor y las ganas de bromear a pesar de lo crítico de la situación.
Claro que también hay otros que reflejan en sus rostros el temor por la situación y la inquietud ante lo incierto de su futuro, sin comida, sin trabajo y sin recursos para conseguirlos.
Mujeres que transportan fardos de ropa o comida, hombres que empujan su bicicleta entre las aguas y gente que arrastra todo tipo de objetos por la corriente, desde una nevera a una mesa; cualquier cosa se puede ver en este pasacalle.
Gonaives, una ciudad situada a la orilla del mar Caribe, concentra en sus calles el agua de las intensas lluvias caídas durante el paso de "Hanna" y de "Ike", pero también recibe caudales procedentes de lugares situados más al norte del país, como Fort Liberté o Port de Paix.
Mientras la gente deambula por en medio de calles encharcadas, a los lados pueden observarse muchas casas vacías inundadas por el agua que ha invadido la ciudad.
También hay zonas secas, pero en ellas es el barro el que ha invadido las calles y las casas, dejando una masa pegajosa y difícil de quitar, pues no hay agua limpia con la que lavar las casas.
"El agua se ha llevado calles enteras, con casas y gente dentro", comentó a Efe Anna Jean, una vecina que explicó que cuando pasó el huracán se quedó sin nada y ahora depende de la ayuda humanitaria que las agencias internacionales empiezan a distribuir con el apoyo de las tropas de la ONU.
Como esta mujer, miles de personas han pasado días enteros sin comer y esta es la principal preocupación de las organizaciones humanitarias, ya que la desnutrición y la falta de agua potable son causa de mortalidad, pero también factores que pueden agravar la situación sanitaria de una población muy debilitada.
Gonaives, capital del departamento de Artibonite y distinguida con el honor de ser llamada también "ciudad de la independencia haitiana", será lamentablemente recordada durante un tiempo por las fatales inundaciones que se han cebado con ella, que estos días le dan un aspecto lúgubre y un color marrón debido al fango que arrastran las aguas.
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